Nuestra principal línea de trabajo consiste en generar procesos de aprendizaje que dialogan con las prácticas artísticas. Es en ese lugar entre las artes y la pedagogía donde abrimos el espacio para la transformación tanto de las personas y colectivos como de las instituciones artístico-culturales.

Trabajamos con museos, centros de arte o espacios culturales donde tratamos de transformar las jerarquías, fomentando espacios horizontales de cocreación y poniendo en relación al contexto. En esta práctica nos parece fundamental incluir una perspectiva feminista que sitúe los cuerpos y los cuidados-afectos en el centro de los procesos de aprendizaje, atendiendo las subjetividades y diversidades, e incluyendo el cuerpo como herramienta de aprendizaje. Nos interesan los procesos de colaboración entre agentes/comunidades donde la práctica colectiva, la experiencia comunitaria y la escucha sean un modo de hacer.

Paralelamente, nos reconocemos en un laboratorio permanente desde donde investigar y analizar las prácticas educativas, compartir posicionamientos a través de redes y encuentros, cuestionar los límites y desbordar los modos de hacer más estancos y teorizar sobre nuestra prácticas y metodología.